1.-Dióxido de carbono en la atmósfera, 2-Fábricas/centrales
térmicas, 3-Depósito calizo, 4-Respiración de las raíces, 5-Descomposición,
6-Depósito de combustibles fósiles (carbón, petróleo, gas natural...),
7-Emisión del suelo y respiración de los organismos, 8-Respiración de los
animales, 9-Respiración de las plantas, 10-Asimilación por las plantas,
11-Respiración de las algas y animales acuáticos, 12-Fotosíntesis de las algas,13-Restos
vegetales.
Mediante la fotosíntesis, las plantas absorben el dióxido de
carbono existente en el aire o el agua, y lo acumulan en los tejidos vegetales
en forma de grasas, proteínas e hidratos de carbono. Posteriormente, los
animales herbívoros se alimentan de estos vegetales, de los que obtienen
energía, para después, siguiendo las cadenas tróficas, transferir esa energía a
los demás niveles (carnívoros que se alimentan de los herbívoros).
Esa energía sigue varios caminos: por un lado es devuelto a la
atmósfera como dióxido de carbono mediante la respiración; por otro lado se
deriva hacia el medio acuático, donde puede quedar como sedimentos orgánicos, o
combinarse con las aguas para producir carbonatos y bicarbonatos (suponen el
71% de los recursos de carbono de la Tierra). En su acumulación en las zonas
húmedas genera turba, resultado de una descomposición incompleta, lo que da
lugar a la formación de depósitos de combustibles fósiles como petróleo, carbón
y gas natural.
El papel de los organismos descomponedores.
El ciclo del carbono queda completado gracias a los
organismos descomponedores, los cuales llevan a cabo el proceso de mineralizar
y descomponer los restos orgánicos, cadáveres, excrementos, etc. Además de la
actividad que llevan a cabo los reino vegetal y animal en el ciclo del carbono,
también entra dentro de éste el carbono liberado mediante la putrefacción y la
combustión.
Cómo se distribuyen los recursos de carbono
Como ya se dijo, los océanos contienen el 71% de los
recursos de carbono de la Tierra en forma de carbonatos y bicarbonatos; un 3%
en el fitoplancton y la materia orgánica muerta; otro 3% en los bosques; un 1%
se utiliza en la fotosíntesis, y se encuentra circulando en la atmósfera; el
22% restante permanece fuera del ciclo en forma de combustibles fósiles y
depósitos calizos.
Actualmente, la combustión de los combustibles fósiles a la
vez que se destruyen bosques más rápidamente que se regeneran, provoca que se
incremente el dióxido de carbono emitido a la atmósfera; el resultado es el
conocido efecto invernadero, que podría alterar el clima mundial en las
próximas décadas.
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